Las mujeres, reserva ética para la paz
La semana pasada la Mesa de Conversaciones Gobierno y Farc-Ep presentó en La Habana, ante el mundo los puntos clave de lo que significó incluir el enfoque de género y de derechos de las mujeres en los acuerdos alcanzados hasta ahora en la mesa de negociaciones, un trabajo que empezó dos años después de que el presidente Juan Manuel Santos anunciara el inicio de las conversaciones con las Farc y que pone en el centro de las deliberaciones a las mujeres y a la comunidad Lgbti.
Fueron dos años en los que la Subcomisión de Género, creada por las partes en junio de 2014, se dieron a la tarea de revisar los acuerdos logrados e incorporar allí acciones afirmativas específicas para las mujeres, la comunidad Lgbti, relacionadas entre otras, con la prevención, protección y garantía de sus derechos humanos; ampliar la participación y promoción política y social; promover el acceso y formalización de la tenencia de la tierra; generar condiciones para que los procesos de verdad histórica y la justicia, especial para la paz permitan enfrentar la total impunidad que hay en torno a las violaciones de derechos de las mujeres, en especial los relacionados con la violencia sexual en territorios de guerra; garantías económicas, culturales y sociales de no repetición y, finalmente, el desarrollo de sistemas de información desagregados por sexo y género que den cuenta de manera precisa de la situación que enfrentan muchas de ellas.
Es importante anotar que desde el inicio el trabajo de esta Subcomisión ha estado nutrido del aporte de las víctimas, delegaciones de expertas y expertos, de algunas parlamentarias colombianas, organizaciones de mujeres (16 organizaciones participaron en la discusión) y de la comunidad Lgbti, así como excombatientes de distintos conflictos del mundo. De igual manera, a la Subcomisión se allegaron las diferentes propuestas de la ciudadanía promovidas a través de las mesas regionales realizadas por el Congreso de la República, la Cumbre Nacional de Mujeres, así como los foros encargados por la mesa de negociaciones a las Naciones Unidas y al Centro de Pensamiento y Seguimiento del Proceso de Paz de la Universidad Nacional.
Para Olga Amparo Sánchez de la Casa de la Mujer y quien ha estado cercana al trabajo de esta la Subcomisión desde el inicio “La inclusión del enfoque de derechos de las mujeres, de género y de diversidad sexual, ha sido un logro importante de las organizaciones feministas y de las distintas organizaciones de mujeres que abogaron desde lo nacional y lo territorial para que se incluyera en la mesa negociadora, no solo la participación de plenipotenciarias mujeres, sino del enfoque diferencial”.
Pero más allá de los puntos nodales que se lograron incluir en los acuerdos particulares coincidimos con la doctora Sánchez en que este es un logro simbólico y político sin precedentes ya que, primero, reconoce que el conflicto armado tiene un impacto diferencial en la vida de las mujeres, las jóvenes, las niñas y las poblaciones Lgbti y por tanto requiere también medidas diferenciales para atenderlo y superarlo; segundo, reconoce que la construcción de una paz estable, duradera y completa, demanda de la voz, el concurso y la participación activa de las mujeres como sujetos políticos; y tercero, reconoce así mismo que existen y persisten injusticias ancestrales que han vivido las mujeres que se agravan por su condición de clase, su pertenencia étnica y sus identidades sexuales.
De acuerdo con el Informe Global de Naciones Unidas: Prevenir los conflictos, transformar la justicia, garantizar la paz, los estudios adelantados demuestran que: “la participación de las mujeres en todos los niveles, es fundamental para alcanzar y sostener los procesos de paz y su consolidación”.
Celebramos entonces, como lo hizo el mundo entero, este nuevo avance que afectará no solo a las mujeres involucradas de una u otra manera en el conflicto armado como víctimas o excombatientes, sino que de implementarse como está acordado, logrará cambiar positivamente la vida y el futuro de generaciones de mujeres, niñas, jóvenes y poblaciones Lgbti que han sobrevivido a la pobreza, la desigualdad, la discriminación y las violencias.
Lo he dicho en repetidas oportunidades, las mujeres colombianas han cargado literalmente la guerra a sus espaldas, han resistido muchas de ellas de manera pacífica y creativa, promueven la verdad y la justicia sin venganzas, serán decisivas para la paz.