150 años de la Nacho en medio de la crisis de la educación pública
Parece casi un milagro que la Universidad Nacional, una de las mejores del mundo y la mejor del país, haya podido sobrevivir a la desidia histórica de los gobiernos de turno que día a día hacen su mejor esfuerzo para minarla, bien sea a través de la reducción de su presupuesto a la mínima expresión, la enajenación de sus terrenos, el cierre de su hospital universitario o el colapso de sus edificios.
En realidad, no se trata de “aguar la fiesta”, deberíamos estar celebrando sin duda que nuestra universidad insigne, patrimonio de todos los colombianos, conmemore 150 años de vida y compita incluso con las mejores del mundo, pero esta conmemoración se da en medio de una crisis que se viene gestando hace décadas, toca a la universidad pública en general y en particular al derecho de los jóvenes colombianos a recibir una educación pública gratuita y de excelencia.
Desde el Congreso he denunciado insistentemente la crisis de la Universidad Nacional que afecta a más de 30 mil estudiantes en su mayoría de estratos 2 y 3 y a la que se le ha reducido los recursos en más de la mitad: en el año 2000 los recursos de la Universidad provenían en un 73% de la Nación (27% de otras fuentes), hoy le toca a la Universidad “conseguir” casi la mitad de los recursos, vía consultoría o vendiendo servicios ajenos a sus objetivos, lo cual es insostenible.
Algunos edificios de la Universidad Nacional en Bogotá, se caen a pedazos y requiere para su reconstrucción y reforzamiento estructural más de 2 billones de pesos. Cuarenta y nueve edificios que incluyen las facultades de Arquitectura -demolido-, Veterinaria y Zootecnia, Filosofía, Cine y Televisión, Derecho, la Escuela de Artes y el de Diseño Gráfico, entre otros, están prácticamente en ruinas y no se pueden habitar.
Hemos dicho que pareciera intencional que se caiga la Universidad y así ceder a enajenar sus estratégicos y apetecidos predios. El Hospital Universitario San Juan de Dios y su centro de investigación sucumbió al olvido estatal y a la desidia de los gobiernos distritales que no movieron un dedo para recuperarlo. Celebramos que con mucho esfuerzo hoy renazca el Hospital Universitario Nacional de Colombia, con el apoyo de profesores y exalumnos que pretende convertirse en referente de la salud en el país.
Destaco que cada año la “Nacho” genera más de 50 innovaciones tecnológicas. Tres de cada diez invenciones en el país se generan en esta Universidad y tan solo el año pasado (2016) obtuvieron 36 patentes. La Universidad cuenta con 95 programas de pregrado, 64 doctorados, 165 maestrías, 40 especialidades y 80 especializaciones. Su aporte al trámite de la paz ha sido invaluable, sin embargo, hoy como todas las universidades públicas está en crisis.
Mientras las universidades públicas triplicaron la cobertura, el Gobierno Nacional ha disminuido los recursos en más del 30 por ciento, ocasionando un hueco financiero de unos $434.874 millones.
Así mientras las universidades públicas se caen a pedazos y se ahogan en su hueco fiscal, el Gobierno invirtió en un año -entre el 2015 y el 2016- cerca de 489.000 millones de pesos en el Programa Ser Pilo Paga que consiste en un subsidio a la demanda -crédito beca- que beneficia especialmente a las universidades privadas. Datos del propio Icetex indican que el 87,4% de sus créditos van dirigidos a estudiantes que ingresan a universidades privadas, frente a un 12,5% que van a las públicas. Cifras del Ministerio de Educación corroboran que de los 30 mil estudiantes “pilos” que tiene el programa, el 82% se encuentra en universidades privadas y el restante en públicas.
Un “pilo” vale el doble en una universidad privada que un “no pilo” en una pública. Desde ya anuncio que votaré en contra de convertir este programa de becas – crédito en política de Estado en detrimento de la educación superior pública y gratuita que es un derecho de nuestros jóvenes, que si no fuera por las escasas oportunidades que tienen en la educación media entrarían a la categoría de “re-pilos”. No es posible construir una Colombia educada y democrática privatizando la educación y endeudando a los jóvenes más pobres.