Las perlas del Plan Nacional de Desarrollo
El Plan de Desarrollo 2014-2018 «Todos por un nuevo país» promete paz, equidad y educación. Promesas que entusiasman y que compartimos. Sin embargo, cuando se lee el engorroso libro de 781 páginas de sus bases y el articulado, la conclusión es clara: la promesa no es real y este plan no es para la educación, no es para la equidad y no es para una paz estable y duradera. El Plan que votaremos en las próximas semanas, y que seguramente será aprobado si no se produce una movilización social masiva, será el plan que intensifica el modelo que busca disminuir el Estado, engrandecer el lucro y negar derechos. Veamos algunas de sus «perlas»: El Plan nació desfinanciado, como ya se ha mencionado, el gobierno va a tener que recortar el 13% de las metas. Los econometristas «pilos» proyectaron el costo del barril de petróleo a US$87 y hoy está por debajo de US$50.
Los recursos del Plan dependen de la venta de barriles de petróleo. A su vez, el FMI calcula que en los siguientes tres años, siendo positivos, el PIB crecerá 3,4%. El gobierno ha dicho que la economía crecerá a 4,2%. Por otro lado, el Plan es una suma de reformas express de leyes que tumbamos en la calle: reforma la educación superior, reforma la salud, vía un artículo sobre tierras, el 97, deja abierta la posibilidad de entrega de baldíos a grandes empresarios del campo. Las reformas en términos ambientales son insostenibles. Para sumar muchas de estas reformas necesitaban consultas previas que no existieron. Ya hay demandas sobre su inconstitucionalidad. La propuesta educativa sigue la senda que se construyó desde la Ley 30: privatizar, privatizar y privatizar. Mantiene las brechas entre educación privada y pública, entre educación rural y urbana.
Las universidades públicas seguirán con el déficit de 11 billones, tendrán que buscar nuevos recursos, sin saber dónde encontrarlos. La invitación de Santos es entonces castigar las mejores universidades que se están cayendo a pedazos. El artículo 54 crea el Sistema Nacional de Educación Terciaria (SNET) sin haber escuchado la voz de la comunidad universitaria que tiene propuestas y que ha trabajado en los últimos años en un sistema de educación superior. Éste artículo es una reforma atajista a la educación superior, la cual merece un debate y un nuevo proyecto de ley.
Este tipo de propuestas no son propias de un plan de desarrollo. En salud los artículos son igual de desoladores, son propuestas que están de espaldas a la ley estatutaria que moduló, para bien de los ciudadanos, la Corte Constitucional. El artículo 61 le brinda todas las facultades al ingeniero Gaviria para reformar la salud a su parecer. ¡Qué peligro! Estas propuestas no han sido concertadas y parecen más bien una negociación que muy probablemente endeude aún más a los estudiantes, enferme a los enfermos y enriquezca a los intermediarios financieros, como siempre. En infancia no se menciona de manera clara cómo fortalecer el Sistema Nacional de Bienestar Familiar, que no está funcionando y que es determinante en toda política pública de infancia. Seguiremos contando niños muertos por desnutrición y por negligencia estatal.
Las mujeres son inexistentes en el plan, con un único y minimalista artículo, por su alcance y recursos, se pretende saldar la deuda histórica con sus derechos. En cultura, la cultura de paz, por ejemplo, fundamental para el proceso que está viviendo Colombia, no se menciona, no se reconoce en el articulado. Cuando se hace referencia a actores culturales es para reducir su participación en la actividad nacional. La inversión extranjera podrá llegar a ser del 40% y la cuota de pantalla los fines de semana de producción nacional disminuye del 60% hasta el 30%.
Como se ha dicho desde el sindicato de actores ACA: «En lugar de apoyar la cultura y producción nacional, vendemos nuestro capital cultural a extranjeros». ¿Podrá esta inversión extranjera contribuir a reconstruir el tejido social y los territorios en guerra? ¡Lo dudo! Este plan es más de lo mismo. Presidente así no se construye la paz, la equidad y una educación de calidad y universal. La única opción que tenemos es la resistencia creativa con argumentos y con hechos no violentos y sí contundentes ¡A la calle! Cuenten con mi voto negativo.
Columna para el periódico La Patria
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