Comentarios sobre el libro de Clara López. La izquierda democrática actúa.

Comentarios sobre el libro de Clara López. La izquierda democrática actúa.

La izquierda democrática actúa. Ediciones Aurora.
Comentarios sobre el libro de Clara López.

En primer lugar un especial agradecimiento a Jesús Aníbal  y al equipo de Ediciones Aurora,  por invitarme a comentar el libro La izquierda democrática actúa. Es un honor y una alegría estar hoy aquí con ustedes y con Clara y Aída, protagonistas en esta gesta que busca promover una gran convergencia de la izquierda democrática en Colombia.  

“Fragmentos de un discurso político” podría ser otro nombre de este compendio de textos que  recoge entrevistas, columnas, diálogos y confrontaciones políticas de la Doctora Clara López, especialmente en el período de la campaña a la Presidencia de la República 2014-2018. En esa acepción de los fragmentos que según Roland Barthes son una discontinuidad discursiva, esfuerzos literarios de extrema brevedad que en ocasiones resignifican conceptos, palabras, frases . Estos fragmentos expresados como notas, apuntes, columnas de opinión, discursos  llenos de precisiones, contextualizaciones y evocación de imágenes, nos permiten conocer un poco más  el contenido y el alcance político de la entonces candidata a la Presidencia de Colombia, quien con  Aida Avella como compañera para la vicepresidencia de Colombia nos plantearon la propuesta de conformar una amplia izquierda democrática y una propuesta programática alternativa de cara al modelo social, económico, cultural y político que por siglos han impuesto las castas políticas en Colombia. “ Hoy en Colombia son indispensables transformaciones éticas en las relaciones  sociales, reformas institucionales profundas y cambios microeconómicos y macrosociales  que permitan una mejor distribución del excedente generado por la economía y que democraticen el acceso a las oportunidades …Buscamos alcanzar un país solidario que supere progresivamente  las relaciones sociales en las que las personas son dominadas y privadas de sus derechos , y los recursos sociales y naturales son destruidos” ( pag 118-125)

Suele ocurrirme que cuando me acerco a un texto, a un libro o a un documento de mi interés,  llegan a mi memoria autores, textos, tesis y planteamientos que en alguna medida enriquecen la lectura y me permiten establecer un diálogo entre el texto que me ocupa y otros autores invocados. Así me ocurrió con el texto sobre Clara López. Fue de esta manera como construí una especie de hipertexto con planteamientos de Roland Barthes,  Judith Butler, Richard Sennett , el cual me permito compartir con ustedes.

La profesora Judith Butler, en su libro Vida Precaria, que reúne una serie de ensayos escritos después del atentado contra las Torres Gemelas en Nueva York, evoca después de este acto de barbarie dos ideas fuerza: por un lado, que “toda vida cuenta” la de los norteamericanos, la de los musulmanes, incluso la de quienes perpetraron el atentado y  por el otro, la necesidad de hacer una política que permita tejer  acuerdos desde las  diferencias y disensos,  aún en medio de la dificultad y la adversidad.

Con su invitación a apoyar el proceso de paz, Clara convocó  al Polo Democrático y al país a contribuir con su voto para ponerle fin a una de las formas de violencia más arraigadas en Colombia: el conflicto armado, donde en medio del horror se expone nuestra vulnerabilidad con respecto a otros seres humanos de tal modo que la vida puede ser eliminada por la voluntad  y la acción deliberada del otro (Butler, pag 55). Al exigir Clara López parar la máquina de victimización en Colombia, encarna el principio ético de que toda vida cuenta, la de los campesinos, las mujeres, los soldados, los guerrilleros muertos en esta guerra. “ Hemos sido enemigos del modelo económico del Presidente Juan Manuel Santos, pero hubo dos puntos en los que estuvimos de acuerdo en la campaña presidencial: los diálogos de paz y las relaciones de buena vecindad con los países limítrofes con Colombia”.  Estas fueron sus palabras en  el discurso de apoyo del Polo Democrático Alternativo al entonces candidato-presidente Santos  pronunciado el 8 de junio de 2014 (p.106 a 111).

Porque en un país que se desangra por cuenta de la guerra, y en medio de tantas críticas de algunos sectores de la izquierda, la decisión de Clara de votar por la paz reveló su talante democrático. Lo suyo fue un ejercicio valiente de la política con disidencias pero sin dogmatismos.

 Sabemos bien que había argumentos más que suficientes para oponerse a la reelección de Juan Manuel Santos – los debates adelantados por la bancada del Polo en El Congreso de la República sobre las desapariciones extra- judiciales,  la ampliación al fuero militar, la usurpación de baldíos en la Altillanura, los tratados de libre comercio, la oposición a  los proyectos de plan de desarrollo, la  reforma a la salud , la educación superior, fueron contundentes y persistentes,  pero la esperanza por construir una paz con justicia social en Colombia era mayor a cualquier acto de oposición  sobre el  mal gobierno de Santos. Tarea de oposición que continúa hoy y que hemos compartido con algunos integrantes de la Alianza verde.

 Y hay que decirlo: los votos de la izquierda por la paz fueron fundamentales para evitar el regreso al poder del autoritarismo y la represión que encarnaba el candidato de Uribe Vélez. Lo que estaba en juego, como lo recordó en su momento el maestro Carlos Gaviria, era la democracia. En su defensa a su posición para invitar a votar por la reelección de Santos planteó “ Somos un partido de oposición , pero la oposición tiene que ser inteligente, responsable y por encima de todo, a la altura del tiempo y sus problemas” (pag 77)

Continuando con las ideas de la profesora Judith Butler, esa necesidad de construir y tejer en la política un “ tenue nosotros” está directamente relacionada con el reconocimiento y el respeto por el contradictor.

Su respuesta a la carta pública ,  enviada por un grupo de copartidarios quienes no compartieron su apoyo explícito a  Juan Manuel  Santos, es la expresión de querer mantener ese tenue nosotros  entre los integrantes del Polo, dice  Clara : “Al despedirme quiero decirles que estoy presta a convocar la reunión que ustedes solicitan y todas las demás que sean necesarias para buscar el entendimiento interno, acudiendo a los oficios ofrecidos por el Maestro Carlos Gaviria” .

Es  también en esta misma  perspectiva política de hacer política desde el disenso que en muchos de sus planteamientos  ha exigido  la ampliación y el fortalecimiento de la democracia  el cual debe estar mediado por reglas de juego en materia política que preserven la pluralidad.  Por ello el  desarrollo de un estatuto de la oposición, ha sido una de sus insistentes  exigencias el cual  es indispensable para civilizar el lenguaje y la deliberación política, debe permitir además superar la estigmatización y la discriminación. “ Pensamos que ya llegó el momento que la oposición democrática que nosotros representamos pueda participar en la Comisión Asesora de Relaciones Exteriores, porque la política internacional  es una política de estado y no de Gobierno. Aspiramos a que la oposición de la izquierda pueda participar en el Consejo Nacional Electoral, porque no hay derecho que en la organización electoral no tenga representación este partido de la oposición. Aspiramos  a que uno de los miembros de la Junta Directiva del Banco de la República , donde se diseña gran parte de la política estructural de la economía del Estado, tenga una voz disidente para que ponga a las personas que allí se sienta a deliberar de manera seria sobre las alternativas que pueden existir en materia de política macroeconómica”  (p. 109).  

También resalta la urgencia de dicho estatuto de cara a la negociación de paz : hoy, más que nunca, en la coyuntura de negociación y diálogo de paz que podría superar el conflicto armado en el país, se requiere este estatuto para la vinculación de los desmovilizados en una fuerza política de oposición, que les permita ejercer los derechos civiles en el contexto de la democracia y la legalidad. Sin duda, ninguna sociedad puede funcionar sin estar permanentemente en conflicto, y menos una sociedad donde las armas son utilizadas para el ejercicio de la politica. ( artículo publicado en el New York Times  por William Newman,  pags  91-95).

Esa necesidad de estar juntos los distintos para cooperar y adelantar tareas colectivas está presente en el libro de Richard Sennett, “Juntos”,  en el cual nos recuerda que en la práctica de la escucha, tan importante pero tan poco desarrollada en la política de hoy en día, se dan dos tipos de conversaciones: las dialécticas y las dialógicas. En las primeras, a partir de las diferencias, se pretende llegar a una comprensión común. En las segundas, recordando el trabajo de Mijail Bajtin, se dice que aún cuando los interlocutores no lleguen a un acuerdo, el intercambio de argumentos puede lograr que cada cual tome mayor conciencia y comprensión mutua. Se trata de un ámbito entretejido y divergente que permite reconocer la complejidad, los gestos, los silencios, donde se va ampliando la comprensión y se abre el espacio para construir una unidad polifónica y diversa. Y allí, en la diferencia, nos recuerda Senett el valor de la empatía en el mundo de la política, guarda  una  estrecha relación con la conversación dialógica, que nos permite no sólo hablar en nombre de aquellos a quienes representamos, sino sentir con ellos y ellas su indignación, su dolor, sus exigencias (pag 36-41).

En la propuesta de estar juntos los distintos, Sennett nos plantea las acciones cooperativas donde se reúnen personas con diferentes intereses, incluso en conflicto, y el desafío será gestionar dichos conflictos y poder cooperar en torno a una tarea común. Según el autor, el reto de estar juntos es identificarse con el otro, hacer propio su sufrimiento para lograr una auténtica comprensión de su situación, y así concentrarse en la búsqueda de acciones colectivas para hallar una solución. Quizás  en este momento de antagonismo  que se  vive al  interior  el Polo Democrático – de contradicción profunda la llama el Senador Jorge Robledo- , se encuentre  su gran oportunidad para fortalecerse ,si se logran desarrollar esas conversaciones dialógicas donde el  propósito no es ponerse de acuerdo sino abrirse a la comprensión y el reconocimiento del otro.

Quizá esas conversaciones dialógicas son las que sostuvo el Maestro Carlos Gaviria en los momentos de mayor confrontación en el Polo, porque si bien no pretendía negar el valor de cada una de las posiciones en contienda, entendía el significado para la democracia colombiana de propiciar la unión de la izquierda democrática.

Como lo digo en mi más reciente columna para el periódico La Patria, Carlos Gaviria era un hombre sereno, amigable, siempre dispuesto a escuchar y a enseñar, lleno de dignidad y sabiduría, que supo hacer de la política una obra de arte. Durante su recorrido por la academia, por el Congreso y por la Corte Constitucional, no dio un sólo paso sin antes rendirle un homenaje a la moral, como diría Kant. Con un valor agregado: lo de Gaviria no fue un simple discurso; su vida, sus sentencias, sus gestos, sus actos y sus prácticas fueron genuinas y cotidianas.

Pero las enseñanzas de Carlos Gaviria van más allá de sus virtudes y cualidades humanas. Con su ejemplo, marcó la ruta que debería seguir la izquierda democrática en nuestro país: la unidad en medio del disenso.

Sin duda, como lo ha demostrado también Clara López, será necesaria la unidad de la izquierda para conquistar, por fin, un ejercicio del poder realmente representativo, que permita emerger una apuesta ética por una Colombia libre y justa. Y esta sería la mejor forma de darle materialidad al título que lleva este libro: La izquierda democrática actúa.

No tengo duda que las mujeres feministas o quienes se acercan  a sus apuestas piensan y ejercen el poder de manera diferente. Esto fue lo que hicieron Clara López y Aída Abella durante su campaña a la presidencia: propusieron cambios profundos de manera serena, como reconocer el empoderamiento de las mujeres y los jóvenes para hacer un ejercicio del poder anclado en las más sentidas necesidades y exigencias de los excluidos en Colombia, como los  campesinos, los indígenas, los pueblos afro y los viejos, integrantes de la sociedad que cotidianamente hacen resistencia en medio de la precariedad de la vida.

Sólo una mujer, una política con madurez democrática podría haberse movido y ceder espacio en una contienda electoral presidencial como fue el caso de Clara López y su compañera de  Aida Avella de quien  dijo  lo siguiente   “ Quiero darle las gracia a Aida Avella. Qué campaña tan extraordinaria la que hemos hecho. Estamos ante una mujer que tomó la decisión de regresar a su patria a construir paz y reconciliación, ella es ejemplo vivo de reconciliación en esta etapa de la vida nacional” ( pag 112) Vimos mucha generosidad desde su ejercicio político y una claridad meridiana sobre el significado de una salida política negociada al conflicto armado que agobia al país, pero no desde el silencio. Por la paz no se vota en silencio, dijo Clara.   Las entrevistas recopiladas en este libro muestran una Clara López reivindicando la triple condición de las mujeres para habitar el mundo : reconocimiento, redistribución y representación, consciente de la dificultad particular que tiene para nosotras el ejercicio de la política en una cultura patriarcal. Hace ya algunas décadas las mujeres nos hemos negado a seguir obedeciendo. Sabemos que las relaciones de poder pasan a cada instante de la rebelión al dominio, del dominio a la rebelión , por eso persistimos, resistimos y actuamos.

Clara  propone que se incluya a las mujeres en las discusiones de paz y aboga por las revoluciones pacíficas que planteamos muchas mujeres: cambios reales desde la profundización de la democracia, la ampliación del papel del Estado, erradicar la desigualdad, transformar la cotidianidad, la salud, el empleo, la educación, el agua potable y el derecho a no pasar hambre. El valor de Clara López, que encarna la voz y la valentía de las heroínas cotidianas, puede resumirse en esta frase: «Yo prefiero ejercer la oposición bajo la paz de Santos y no en la guerra de Uribe».

Este libro, que en mi introducción decía que podría titularse “fragmentos de un discurso político”, podría ser una mera vocación como la que suscita la lectura de los fragmentos de un discurso amoroso de Roland Barthes, donde al encantamiento le sigue un periodo lleno de dificultades, de angustias, de silencios, pero también  la oportunidad maravillosa del descubrimiento paulatino del otro, la verdadera política es esa práctica abierta, escrutadora,  sin cálculos que nos hace más humanos. 

 Ojalá este libro sea una provocación para  continuar  las conversaciones dialógicas, a las cuales nos invitaba a muchos de nosotros,  el maestro Gaviria y ampliarlas con  múltiples interlocutoras e interlocutores, para   hacer de la política en Colombia,  el arte de estar juntos los distintos. Ese arte de estar juntos diversas  corrientes y movimientos sociales y políticos  de izquierda que hoy quieren en Colombia un país en paz,  democrático y con justicia social.

 ¡Este libro está a la espera para  que sean sus  lectores y lectoras quienes le den vida! 

ÁNGELA ROBLEDO

REPRESENTANTE A LA CÁMARA

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