Militares estarían implicados en violencia sexual contra niñas
Ángela Robledo, Representante a la Cámara y Copresidenta de la Comisión de Paz denunció este martes en debate de control político, que miembros de las fuerzas armadas estarían involucrados en casos de violencia sexual en el marco del conflicto armado.
“Tenemos evidencia de que algunos miembros de la fuerza pública, abusan de niñas y adolescentes en zonas de conflicto. La explotación sexual por parte de estos funcionarios a niñas y adolescentes no son hechos aislados, son crímenes generalizados que deben tener una responsabilidad y sanción tanto de los involucrados como de los jefes máximos. En territorios de guerra rurales, donde hay bases militares, hay explotación sexual a menores de edad”, dijo la parlamentaria.
Angela Robledo presentó datos del Instituto de Medicina Legal que demuestran que niños, niñas y adolescentes son los que más sufren violencia sexual en el conflicto armado. El 89%, es decir casi la totalidad de víctimas, de delitos sexuales son niñas y adolescentes entre 0 y 17 años. El dato es aún más escalofriante: el 35%, es decir, uno de cada tres casos son niños y niñas de 10 a 14 años . Según Forensis, miembros de las fuerzas armadas estarían en el primer lugar del rango de victimarios por presunto abuso sexual en el marco del conflicto colombiano.
De acuerdo con Ángela Robledo el delito de violencia sexual contra niños, niñas y adolescentes en zonas de conflicto armado lo cometen todos los guerreros, sin embargo la parlamentaria aseguró que “es preocupante que la presencia de la fuerza pública se convierta en un factor de riesgo para los menores de edad”.
El Informe del Secretario General sobre los niños y el conflicto armado en Colombia señala que “Se han recibido denuncias de casos de violencia sexual perpetrada por miembros de las Fuerzas Militares de Colombia y de la policía (…) En abril de 2010, en Arauca, una adolescente de 14 años fue violada, según se informó, por un efectivo de las Fuerzas Militares de Colombia. Otra menor de 13 años fue violada cerca de su escuela, presuntamente por miembros de las Fuerzas Militares de Colombia, que se encontraban por la zona de la escuela. En octubre de 2010, en Arauca, al parecer dos niñas fueron violadas en repetidas ocasiones por un miembro de las Fuerzas Militares de Colombia, quien más tarde mató a una de las niñas y a sus dos hermanos. El militar presuntamente violó a uno de los niños antes de matarlo”.
El mismo informe, muestra casos concretos de este tipo de violencias por parte de todos los grupos armados: “A menudo se las obliga (a las niñas) a mantener relaciones sexuales con adultos a una edad temprana y a abortar si quedan embarazadas. En algunas ocasiones también se las obliga a usar métodos anticonceptivos inapropiados y perjudiciales para la salud (…) En 2011, en Guaviare, niños de las comunidades indígenas, en su mayoría niñas de edades comprendidas entre 12 y 14 años, fueron sometidos a repetidas violaciones y a explotación sexual por parte de grupos armados (…)”.
De acuerdo con ONU “Las niñas reclutadas por los grupos armados no estatales o vinculadas a ellos con frecuencia son víctimas de graves y repetidos actos de violencia sexual. En 2009, se recibió información de que las FARC-EP obligaron a abortar a niñas embarazadas en Cauca. En 2010, en Putumayo, un grupo de cuatro hombres provistos de armas pertenecientes a un grupo armado no estatal no identificado agredieron sexualmente a dos jóvenes de 17 años. En agosto de 2010, en Meta, una adolescente de 14 años fue muerta por miembros del ERPAC después de ser torturada, violada y mutilada por sus agresores, quienes le cortaron los senos. Como consecuencia de ello, la familia de la víctima se desplazó. En marzo de 2011, en Nariño, una joven de 17 años fue violada, torturada, obligada a limpiar un lugar público desnuda y a comer excrementos por miembros de Los Rastrojos, quienes finalmente la mataron delante de la comunidad y advirtieron de que ese sería el procedimiento de represalia que seguirían contra quienes presentasen denuncias”.
“El conflicto armado también ha puesto a los niños en peligro de sufrir explotación sexual. En mayo de 2009, en Putumayo, miembros de Los Rastrojos ofrecieron dinero a las estudiantes de una escuela para niñas a cambio de mantener con ellas relaciones sexuales. En 2011, en Guaviare, niños de las comunidades indígenas, en su mayoría niñas de edades comprendidas entre 12 y 14 años, fueron sometidos a repetidas violaciones y a explotación sexual por parte de grupos armados.”
Angela Robledo aseguró que “en las zonas de guerra, todos los grupos armados incurren en crímenes repudiables y, a su vez, el Estado no garantiza derechos y en muchas ocasiones los viola. En estas condiciones una paz estable y sostenible es imposible”. La parlamentaria hizo un llamado para que en este proceso de paz, las niñas, niños y adolescentes salga inmediatamente de la guerra, de ser usados como informantes por todos los grupos armados, de ser reclutados o violados.
“Hay una responsabilidad política innegable del Estado y del gobierno en esta guerra. Pues en muchos casos ellos también son victimarios o no generan condiciones para frenar esta situación que pareciera que no indigna a los gobernantes de este país. Asumir esta responsabilidad, junto con la que debe asumir también la guerrilla de las FARC-EP es un paso fundamental para una paz duradera. Las víctimas que hemos escuchado en todas las regiones piden más verdad que justicia”, puntualizó Ángela Robledo.
VEA EL DOCUMENTO COMPLETO DEL DEBATE DE CONTROL POLÍTICO HACIENDO CLIC AQUÍ.
TESTIMONIOS DE HABITANTES DE PUTUMAYO
Niños en la guerra
“Al menos uno de cada cuatro combatientes irregulares de la guerra civil colombiana es menor de 18 años. Con frecuencia, los niños combatientes solo entienden mínimamente la finalidad del conflicto. Luchan contra otros niños con orígenes muy similares a los suyos y con una situación económica y un futuro igualmente gris” . Según datos del Ministerio de Defensa y las fuerzas militares, existen alrededor de 8.000 a 14.000 niños, niñas y adolescentes en las filas de los grupos armados.
Natalia Springer en su investigación: Como corderos entre lobos estos niños, niñas y adolescentes los caracteriza así: