Mujeres campesinas, entre la guerra y la pobreza. ¿Tendrán posibilidades frente a los TLC?
Bogotá, septiembre 18 de 2013
“Las mujeres siempre llevan la peor parte cuando de indicadores sociales se trata, y más si son mujeres campesinas y del sector rural: son las más pobres entre los pobres, trabajan más horas al día (entre 14 y 18) y ganan muchísimo menos; no tienen acceso a servicios básicos, tampoco a la tierra, al crédito y a los subsidios. El desempleo rural es prácticamente femenino”, aseguró Ángela Robledo en constancia presentada en el Congreso sobre el impacto de los tratados de libre comercio (TLC).
Ángela Robledo aseguró que de acuerdo con datos del Ministerio de Agricultura la pobreza rural es alarmante: 48,3%, más del doble de las zonas urbanas (20,6%) medida por el Indice de Pobreza Multidimensional que analiza de manera integral la calidad de vida de la gente, el coeficiente de Gini rural está en 0,85 (siendo 1 la mayor desigualdad) y el ingreso per cápita rural en $207.235 (2012). Entre abril y junio de este año, la tasa de desempleo en el sector rural alcanzó 5,7%. Según el Dane, la tasa de desempleo para las mujeres rurales está en el orden de 18, 7% (2010).
Angela Robledo aseguró que la mujer rural constituye la cuarta parte de la población que produce más de la mitad de la comida para el mundo, sin embargo sólo posee el 2% de la tierra y recibe el 1% del crédito agrícola. (Action AID). En el país las mujeres recibieron 232.000 y los hombres 613.000 de los créditos que otorgó el Fondo Agrario (Finagro 2002-2008).
En Colombia, a pesar de la concentración y la falta de acceso a la tierra, los pequeños campesinos producen 70% de los alimentos que consumimos (77% de la tierra está en manos de 13% de propietarios, pero el 3,6% de estos tiene el 30% de la tierra).
La congresista dijo que el país tiene demasiados problemas, pero nada se compara con la situación de miseria en que viven 11 millones de personas (49%, 5 millones son mujeres) que sobreviven en las zonas rurales y que hoy no cuentan mínimamente con servicios básicos de alcantarillado (85% de la población no tiene) y agua potable (60% de la población no tiene).
“Las cifras de educación son lamentables: 10.2% mujeres rurales no tiene educación, 26.5% cuentan con primaria incompleta, 16.1% con primaria completa, 23% secundaria completa, y solo un 9.6% posee estudios universitarios. La tasa de analfabetismo en el sector rural entre hombres y mujeres es del 19%”. (Comité Nacional de Reforma, 2009).
“Examinando los indicadores sociales y las situación de extrema fragilidad social, económica y política que vive el campo y en particular las mujeres rurales, podríamos afirmar que los tan cacareados TLC no sirven sino para aumentar las brechas de inequidad y pobreza en nuestro país. ¿Cómo podría explicar el Gobierno Nacional que el desempleo de las mujeres rurales sea casi cinco veces más que el de los campesinos hombres? Cifras prospectivas de Luis Jorge Garay (2007) nos demuestran con contundencia que 70% de los campesinos disminuirían sus ingresos en al menos 16% tras las aplicación de los TLC”, aseguró Ángela Robledo.
“El ex Ministro Estupiñán reconoce que el campo tiene debilidades estructurales, sería clave que el Gobierno Nacional admita también el impacto negativo del TLC con Estados Unidos por ejemplo: Entre 2008 y 2009 (año en que el TLC debería haber tenido un impacto importante) el déficit se duplica (pasa de -2,3% a -4,3%) y de 2008 a 2012 el déficit se mantiene constante (-2,8%)”, dijo Ángela Robledo.
La parlamentaria aseguró que antes de la apertura económica el sector rural crecía al ritmo del PIB y llegó en los años 80 a superarlo. Hoy sólo aporta al PIB el 6 % y sin embargo genera el 18 % del empleo, pero sus condiciones laborales son totalmente precarias: sólo el 4.5 % de los trabajadores del campo tienen contrato de trabajo y están afiliados al régimen contributivo. La situación de la mujer rural es la más alarmante: su tasa de ocupación es del 30.6%, menos de la mitad de la de los hombres.
Adicional a la pobreza y exclusión que vive el campo, todos sabemos que lo rural está minado por la violencia y la guerra que implica múltiples riesgos para la vida y la integridad de las mujeres que sufren violaciones, despojos y desplazamientos y que la Corte Consitucional ha ordenado proteger de manera integral a través de las sentencias T-025 de 2004 dirigida a las víctima de desplazamiento y despojo forzados (en particular a mujeres, niños, niñas y personas de la tercera edad); el Auto 092 de 2008 que determina los principales riesgos que sufren las mujeres a causa del conflicto armado y establece la ejecución de políticas públicas específicas para responder a las necesidades de la población; y el Auto 098 de 2013 mediante la cual la Corte ordena proteger de manera especial a las mujeres líderes que promueven el cumplimiento del Auto 092 de 2008 y que agravó el riesgo y la violencia contra las mujeres, especialmente en el caso de las mujeres indígenas, afrocolombianas y campesinas defensoras de derechos humanos.
Ángela Robledo denunció que a pesar del trabajo y activismo de organizaciones sociales como Anmucic y la Red de Mujeres Rurales que sacaron adelante iniciativas para mejorar la precaria situación de la mujer rural como las leyes 30 de 1988, 160 de 1994 y 731 de 2002, hoy luego de 25 años, los avances son mínimos, casi nulos.
El país tiene que reconocer que no existen, aún después de casi 20 años, condiciones para una apertura económica y que las demandas del posconflicto exigirán políticas contundentes para un campo competitivo, con equidad y en condiciones dignas para todos, pero en especial para las mujeres, finalizó la representante a la Cámara Ángela Robledo.
PRENSA: 3202343806/ Margarita Sarmiento