Antanas Mockus, cuando la política es una obra de arte
Antanas Mockus es el hombre que ha logrado con constancia e imaginación hacer parte de la vida política del país conservando un prestigio sin igual de hombre pulcro, admirable, sin tacha y que mantiene actualidad porque como ninguno reivindica la política como una obra de arte.
Lo veo siempre como el maestro, con el que se discute, como con quien se disiente, con quien uno se encuentra y se distancia pero siempre a través de la palabra, el respeto, la imaginación, el afecto, pero sobre todo los principios.
Antanas logró insertar en nuestro ADN que la vida es sagrada, que los recursos públicos son sagrados y que las leyes son para cumplirlas, porque no todo vale. Por lo menos en Bogotá trabajó para desarmarnos con amor, para enseñarnos a cuidar del agua, vigilar dónde estaban puestos nuestros impuestos y cómo llevar cuentas claras en la administración pública, entre otros asuntos. Nos “vacunó” contra la violencia y entregó bonos a cambio de armas. Nos impuso conversaciones públicas y a no pedir favores para no tener que hacerlos. Con Antanas afianzamos aquello que se pueden ganar elecciones sin mentir, sin tranzar y con un presupuesto austero. Que todos tenemos remedio, que podemos ser mejores, que hace falta sacar lo mejor de los demás y que confiar es la mejor opción.
Lo conozco como un fuerte contradictor que puede reconocerle al otro sus fortalezas y con la nobleza suficiente para reconocer sus propios errores, su fragilidad, llorar, ofrecer disculpas, pedir perdón y reivindicar la mejor parte de los seres humanos.
Su verticalidad frente al uso de la violencia lo llevó a denunciar a las Farc por terrorismo en 2002 por considerar que violaron el Derecho Internacional Humanitario al atentar contra un túnel en el Parque Natural Chingaza, en un intento por dejar sin agua a la ciudad. Fue considerado objetivo militar por la guerrilla a lo que Antanas respondió luciendo un chaleco antibalas con un pequeño corazón en el pecho que no se quitó hasta que entró en vigencia en Colombia la Corte Penal Internacional para delitos de lesa humanidad. Le exigió públicamente a Tirofijo pedir perdón a los bogotanos y desde entonces fue contradictor de las Farc y sus métodos violentos.
No me sorprende para nada que Antanas, luego de perder frente a Santos en unas reñidas e infames elecciones, hiciera las paces con el presidente y echara andar su ingenio soñador para apoyarlo en la tarea de sacar adelante una salida política negociada al conflicto armado que en últimas apunta a lo que es su obsesión: preservar la vida. Así nos ganamos a Mockus a favor de la paz pese a su gran distancia con Santos y con las Farc. La paz lo vale todo ha dicho en medio de principios irrenunciables.
Con la idea de que el milagro de acabar con cincuenta años de odio bien lo valía, puso su gran imaginación al servicio de la paz y así, “guerreamos” con almohadas, echamos a andar globos para decirle adiós a las armas, lloramos abrazados actos de perdón y jugamos a la equidad territorial con un improvisado futbolín. Literalmente renacimos a la esperanza de la paz, al futuro que promete un país distinto para todos.
Esa misma fuerza y grandeza es la que tuvo Antanas para asumir su responsabilidad frente a la derrota en las elecciones presidenciales y en abstenerse de salir a echarle la culpa a la trampa de la campaña santista de la derrota en 2010. Antanas ha sabido poner en dimensión su papel histórico y ha puesto la paz por encima de mezquindades y pequeñeces políticas que agotan el día a día de este país y que ponen en entredicho su trabajo.
Pero claro nadie vive de sueños e ideas y Antanas como cualquiera de nosotros vive de su trabajo. Luego de su paso por cargos públicos fundó Corpovisionarios, una organización sin ánimo de lucro que se ha posicionado en América Latina por su experticia en estrategias de cultura ciudadana que contribuyan a vivir mejor y que no solo ha sido contratada por diversas instituciones en el país, sino en México y Centro América.
Con toda franqueza puedo decir que son las ideas movilizadores del cambio social lo que lo mantienen allí y no una obsesión por contratar y hacerse rico. Siento que Antanas ha sido un hombre generoso con este país y por eso muchos agradecemos su existencia, su imaginación, su gran honestidad, su sensibilidad, su amor por la vida y los principios que nos ha legado para ser mejores. ¡Gracias Mockus!