¿De ICBF a Instituto de Primera Infancia?
Cuando preparaba estas notas, por una de esas situaciones de la vida que algunos llaman coincidencias y otros sincronías, me reencontré con un libro escrito por el gran jurista Eduardo Umaña Luna, quien dentro de las muchas tareas que realizó durante su fructífera vida, estuvo el dirigir la especialización en Instituciones Jurídico Familiares de la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional. Pues bien, en este texto donde recopila la normatividad en torno a los menores de edad, el maestro nos recuerda cómo el ICBF, creado mediante Ley 75 de 1968, inició su tarea en torno a dos situaciones que, lamentablemente, aún permanecen entre nosotros: en primer lugar, lo que entonces se denominaban «situaciones irregulares» en que podrían encontrarse niños y niñas frente a los cuales el Estado debería tomar medidas de protección especial, y que condujeron a que se trasladaran al Instituto las funciones de la antigua División de Menores del Ministerio de Justicia; y de otro lado, la grave situación de desnutrición que afectaba y aún afecta a amplios sectores de la población infantil de nuestro país, que llevó a que se incorporara al mismo, el Instituto Nacional de Nutrición.
¿Por qué le interesó tanto al maestro Umaña Luna el tema de las familias, en particular de aquellas que se encuentran en una difícil situación desde el punto de vista económico, social y cultural? Parte de la respuesta surge de las reflexiones que hiciera sobre su propia infancia, marcada según cuentan sus biógrafos por el abandono, la tristeza y la soledad. En sus palabras, señalaba cómo «No era propiamente un gamín… no sé cuál sería mi posición social ante el mundo… Yo tenía todo, pero no tenía nada. No tenía padre, pero era el hijo de un hombre notable que terminó dominando el Senado de la República. Tenía casa, pero no tenía casa. Tenía familia sin tener familia… Mi vida era la indefinición total, la indecisión, la ambigüedad».
Y ¿por qué hago este largo recuento sobre los orígenes del ICBF, sobre su misión, la sensibilidad y el compromiso social de quien fuera por años uno de sus grandes defensores? Por una razón muy simple. Porque el Gobierno Nacional, a través de su iniciativa plasmada en el proyecto de Plan Nacional de Desarrollo, estuvo a punto de privar al país de una de sus instituciones más queridas. El proyecto contemplaba que el Instituto tendría como responsabilidad central el diseño y la coordinación de la ejecución de una política para la primera infancia, en desmedro de otras tareas igualmente importantes.
Nadie podría poner en duda la importancia que este ciclo tiene en el desarrollo de los seres humanos. Sigmund Freud fue uno de los primeros en señalar hace más de un siglo, que las experiencias durante los primeros años de vida, son decisivas. En la actualidad, desde perspectivas diferentes, neurocientíficos como Fraser Mustard y James Heckman, profesor de la Universidad de Chicago y Premio Nobel de Economía en el año 2000, invitado por el Gobierno Nacional hace un par de meses, apoyan el desarrollo de estas políticas públicas. Tarea que algunas ciudades y en especial Bogotá, ya habíamos iniciado desde el 2002, durante la Alcaldía de Antanas Mockus y luego de Lucho Garzón. Hoy se retoma a nivel nacional bajo el lema «de cero a siempre», y se busca invertir cerca de seis billones de pesos en la atención de un poco más de un millón de los niños y niñas más pobres del país.
Y ¿por qué entonces nuestra preocupación y oposición al cambio en la misión del ICBF? Sencillamente, porque si bien compartimos la necesidad de contar con una política para la atención de la primera infancia, no podemos permitir que el ICBF se desentienda de sus responsabilidades en relación con los niños, niñas y adolescentes, ni con la familia como un todo. Por esa razón promovimos la aprobación en la plenaria de Cámara, de un artículo que preserva la integridad misional del ICBF, cuya gestión actual nos preocupa mucho.
Baste por ahora dos preguntas finales ¿Y a todas éstas, dónde está la Directora del ICBF? ¿Defendiéndose de las acusaciones por los contratos que hizo con los Nule, en cuerpo ajeno?
Columna de opinión para el periódico La Patria